Binyam Mohamed: Un tribunal británico concede la
revisión judicial de las acusaciones de tortura, mientras Estados Unidos
presenta cargos oficiales
06 de junio de 2008
Andy Worthington
El martes, el mismo día en que el Pentágono presentó oficialmente cargos contra el
preso de Guantánamo y residente británico Binyam Mohamed, que será juzgado por una
comisión militar por "conspiración" y "apoyo material al
terrorismo", un tribunal británico aprobó su solicitud de revisión
judicial, por la que se exige al gobierno británico que revele todas las
pruebas que posea sobre el conocimiento por parte de los servicios de seguridad
británicos de su entrega desde Pakistán a Marruecos para ser torturado, y
detalles de cualquier información que también se proporcionara a sus
torturadores marroquíes sobre su vida en Gran Bretaña.
El Sr. Mohamed, de 29 años, que solicitó asilo en el Reino Unido en 1994 y posteriormente se le
concedió permiso de residencia indefinido, viajó a Pakistán y Afganistán en
2001 para superar un problema de drogas que le había acosado en el Reino Unido
y, según dijo, para ver los países musulmanes "con sus propios ojos".
Detenido en Pakistán en abril de 2002, cuando intentaba volar de regreso al
Reino Unido, pasó tres meses bajo custodia pakistaní, donde fue interrogado por
agentes de los servicios de inteligencia estadounidenses -y en una ocasión por
agentes británicos-, y posteriormente fue trasladado a Marruecos, donde
torturadores por poderes, que trabajaban en nombre de Estados Unidos, lo torturaron
horriblemente en brutales "interrogatorios", que incluían
regularmente cortarle el pene con una cuchilla de afeitar.
A pesar de esta tortura, el Sr. Mohamed ha declarado que su punto más bajo llegó cuando sus
interrogadores le preguntaron sobre su vida en Londres, y se dio cuenta de que
estaban al tanto de detalles personales que sólo podían haber sido
suministrados por los servicios de inteligencia británicos. En Guantánamo,
Mohamed explicó
a su abogado, Clive Stafford Smith, de la organización benéfica Reprieve:
"El interrogador me dijo: 'Hemos estado trabajando con los británicos y
tenemos fotos de gente que nos ha dado el MI5. ¿Las conoce?' ... Decir que me
sentí decepcionado en ese momento sería quedarme corto".
La tortura del Sr. Mohamed continuó cuando fue trasladado en avión a Afganistán en enero de 2004,
y recluido en la "Prisión Oscura", una prisión secreta dirigida por
la CIA cerca de Kabul, que era, de hecho, una mazmorra medieval con el añadido
de música y ruido extremadamente altos y repetitivos, bombeados a las celdas
las 24 horas del día. Después fue trasladado a la prisión militar
estadounidense de la base aérea de Bagram, donde los malos tratos fueron tan
graves que varios presos murieron.
Mohamed llegó a Guantánamo en septiembre de 2004 y en noviembre de 2005 fue sometido a juicio
por una comisión militar. Sin embargo, tras una memorable comparecencia ante un
juez, en la que mostró un cartel escrito a mano en el que declaraba que las
Comisiones eran en realidad "Con-misiones", todo el proceso fue
declarado ilegal por el Corte Supremo en junio de 2006, aunque fue reactivado
por el Congreso ese mismo año.
El verano pasado, el gobierno británico solicitó
el regreso del Sr. Mohamed al Reino Unido, junto con otros cuatro residentes
británicos, pero aunque tres de estos hombres fueron liberados en diciembre, la
administración estadounidense rechazó la solicitud de regreso del Sr. Mohamed,
evidentemente porque tenía previsto presentar cargos contra él.
En respuesta al anuncio del Pentágono, Reprieve emitió un comunicado de prensa en el que condenaba los
cargos y destacaba las críticas de altos funcionarios británicos al proceso de
la Comisión. Se señalaba que el gobierno británico había denunciado las
Comisiones -en el Informe Anual sobre Derechos Humanos de 2004 del Ministerio
de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth se afirmaba, explícitamente, que
"no proporcionarían garantías suficientes de un juicio justo de acuerdo
con las normas internacionales"- y que Lord Steyn había descrito los
juicios como un "tribunal canguro."
También se señaló que las acusaciones contra Mohamed "se centraban en un 'complot de la bomba
sucia' desacreditado desde hacía tiempo, en el que se suponía que el ciudadano
estadounidense José Padilla había planeado hacer explotar una bomba nuclear en
una ciudad de Estados Unidos". Reprieve añadió que los cargos habían sido
desacreditados en el seno de la administración Bush, y fueron retirados contra
el Sr. Padilla, que "tuvo el beneficio de un tribunal civil". De
hecho, fue nada menos que Paul Wolfowitz, entonces adjunto del secretario de
Defensa Donald Rumsfeld, quien, en 2002, admitió que "no existía un plan
real" para hacer estallar un artefacto radiactivo en Estados Unidos, que
el Sr. Padilla no había empezado a intentar adquirir materiales y que los
funcionarios de inteligencia habían declarado que su investigación no había ido
más allá de navegar por Internet. A José Padilla, por supuesto, también se le
hizo sufrir
horriblemente a pesar de la ausencia de un "plan real" -y estuvo
recluido en régimen de aislamiento en un calabozo estadounidense durante tres
años y medio hasta que aparentemente perdió la cabeza-, pero aunque fue
escandaloso que su brutal trato como "combatiente enemigo" recluido
sin cargos ni juicio en territorio continental estadounidense se excluyera de
su juicio
el año pasado, al menos fue apropiado que se abandonara toda mención al complot
de la bomba espectral.
Reprieve también explicó la importancia de la revisión judicial de Binyam Mohamed. La decisión
de llevarla a cabo se tomó tras una solicitud previa de información relacionada
con el caso del Sr. Mohamed, que fue rechazada recientemente por los abogados
del gobierno alegando que "el Reino Unido no tiene ninguna obligación, en
virtud del derecho internacional, de ayudar a los tribunales y cortes
extranjeros a garantizar que no se admitan pruebas de tortura" y que
"la postura del Gobierno de Su Majestad es que [...] las pruebas en poder
del Gobierno del Reino Unido de que las autoridades estadounidenses y
marroquíes participaron en torturas o entregas no pueden ser obtenidas"
por los abogados británicos que intentan proporcionar al Sr. Mohamed un juicio justo.
Abiertamente crítico con la respuesta de los abogados del Gobierno, el Juez Saunders aprobó la
revisión judicial (exigiendo también que se "acelerara" la vista), y
explicó: "Si es cierto que en el curso de un interrogatorio, en el que se
empleó material suministrado por el demandado [Gobierno de Su Majestad], el
demandante [Binyam Mohamed] fue torturado, entonces es discutible que exista la
obligación de revelar material que pueda ayudar al demandante a demostrar ante
el Tribunal Militar estadounidense que fue torturado. Si el Tribunal debe
ejercer su discreción de no ordenar la divulgación sólo puede determinarse en
una audiencia completa."
Es de esperar que esto suponga un importante paso adelante para garantizar el regreso del Sr. Mohamed
al Reino Unido, donde se enfrentará felizmente a cualquier cargo que se le
impute y que no se haya obtenido mediante el uso de la tortura. De lo
contrario, tal y como están las cosas actualmente, la determinación de la
administración estadounidense de presentar cargos contra Mohamed sólo amenaza
con desembocar en un juicio muy visible, en una de las prisiones más
tristemente célebres del mundo, en el que las pruebas de la tortura de Mohamed
amenazan con avergonzar tanto al gobierno estadounidense como al británico.
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